Las feminicidios son el caso más extremo de la violencia física que se ejerce sobre las defensoras para neutralizar su labor y desmovilizar a las organizaciones. Los feminicidios son ejercidos, tanto por los Estados mediante las políticas represivas a través de las fuerzas de seguridad, como por las empresas privadas, en un contexto de total impunidad y complicidad.
En el año 2017, Front Line Defenders recibió información sobre el asesinato de 312 defensores/as en 27 países, el 67% defendía la tierra, los derechos de los pueblos indígenas y el medio ambiente, casi siempre en el contexto de actividades de megaproyectos, industrias extractivas y grandes empresas. Según el Registro Mesoamericano de Agresiones a Defensoras de Derechos Humanos, entre 2012 y 2014 las defensoras de la tierra, el territorio y los recursos naturales fueron el grupo de defensoras de derechos humanos más agredido, sufriendo 525 ataques, que representan 31% de un total de 1688 agresiones a las mujeres defensoras.